El sendero de la Ternura reivindica una versión politizada de la vulnerabilidad como una forma de celebrar y gestionar las vidas. De esta forma, los cuerpos, sus emociones y sentires, lejos de entenderse en clave individual como algo que crea indefensión, son una herramienta de acción, emancipación y resistencia colectiva. Para ello, tenemos que reinventar cómo (nos) cuidamos, escuchamos, hablamos, miramos, tratamos y respetamos desde la ternura, como una forma de rebeldía colectiva en un sistema que niega la vida. En un modelo de municipio nublado por el desvarío de la autonomía, la competitividad, el crecimiento infinito, la dominación, la fuerza o el poder, enternecer las políticas públicas se convierte simplemente en una necesidad a la hora de sostener(nos).
En su recorrido por el sendero de la Ternura nuestros andariegos van dejando rastros con los que transformarse a sí mismos y a nuestros municipios. ¿Cómo contribuyen con sus pasos? La comunidad puede aportar convivencia; la economía, reparación, y las instituciones, seguridad.

¿Quieres saber qué supone cada uno de estos criterios? Visita la guía La sostenibilidad de la vida como faro municipal y descubre más sobre cada uno de los aportes, algunas preguntas que podemos hacernos y también medidas que podemos poner en marcha. Recuerda que puedes descargarte de forma libre aquí.
O visita la web del proyecto:

Municipios cuidadores es un proyecto de Aradia Coop. financiado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
