A finales de 2024 iniciamos un proceso con el Ayuntamiento de Plentzia para definir una estrategia de cuidados para el municipio. ¿Y quién mejor Amaia Pérez Orozco para poner el marco de qué entendemos por cuidados?

La economista nos planteó tres posibles acercamientos:
- Los cuidados como sectores desde los que articular luchas específicas: carencias de atención para colectivos más vulnerables (infancia, diversidad funcional, envejecimiento...); invisibilidad y precariedad del empleo en el hogar y de otros empleos feminizados... Es decir, esta vía de entrada trata de responder a las urgencias.
- Los cuidados como la cara B de un sistema biocida, que no se responsabiliza de la vida (o peor aún, está en guerra contra ella). Algo que deriva en injusticias estructuras de una organización social de los cuidados injusta: el familismo, la feminización, la mercantilización y el lucro.
- Los cuidados como una óptica para cuestionar y combatir el conjunto de un sistema que nos ha llevado a una crisis multidimensional en su delirio de autosuficiencia. Este planteamiento nos lleva a un enfoque más amplio e integral que pone el cuidado de la vida (humana y no humana) como eje vertebrador de un nuevo modelo, en el reconocemos nuestra dependencia de la naturaleza (ecodependencia) de otras personas (interdependencia) para garantizar vidas vivibles.
Lo que quedó resonando en la Casa de Cultura de Plentzia (Goñi Portal) es que no tenemos que elegir, porque para transformar el sistema necesitamos atender a todas ellas, pues nos permiten avanzar en un modelo emancipador a través de la reivindicación de un sistema público-comunitario de cuidados.

Para empezar a dar pasos en la construcción de un nuevo modelo en el que los cuidados sean el horizonte es preciso empezar a preguntarnos: ¿cómo hacemos que el cuidado sea el eje vertebrador de las estructuras culturas, económicas, políticas, sociales y tecnológicas? ¿Cómo miramos a la naturaleza, no como recurso, si no como algo de lo que formamos parte y dependemos? ¿Cómo queremos cuidar y que nos cuiden? Y la respuesta nunca puede derivar en violencias, explotación o vidas precarizadas propias o de otras (humanas y no humanas).

Así que la forma de enfocar la estrategia de cuidados intentará combinar la respuesta a las necesidades más concretas con sueños de transformación más ambiciosas. Eso sí, siempre desde postulados ecofeministas que, al menos, nos permiten ser conscientes que no vamos por el buen camino y tenemos que imaginar (en colectivo) salidas basadas en la justicia social y ecológica.

Para empezar a construir ese sueño colectivo, "plantamos" un árbol de los deseos de cuidados. En algunos se ve el sueño de la creación de un Centro de Día, otros deseos piden la eliminación de barreras o recuperar/reinventar la comunidad como espacio de nuestros cuidados del día a día.
Son muchos los meses que tenemos por delante para definir esta estrategia, pero el marco inicial nos ayuda a soñar con alternativas emancipadoras. ¡Esto no ha
hecho más que comenzar!