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¡Se viene el 8 de Marzo!

 

 

Vamos aclarando nuestras gargantas, preparando nuestras pancartas y disponiéndonos para marchar. Y es que se acerca el 8 de Marzo, esa jornada de reivindicación que nos viene acompañando desde la primera década del siglo XX.   

 

           El que hoy conocemos como Día Internacional de las Mujeres (sí, en plural, porque no somos un sujeto homogéneo) empezó a conmemorarse en los conocidos como países occidentales allá por el 1910. Fue el año que, durante la Segunda Conferencia Internacional Socialista de Mujeres, celebrada en Copenhague (Dinamarca), se propuso fijar una fecha simbólica que sirviera para reivindicar los derechos de las mujeres.

 

Fue marzo el elegido ya que era un mes que había dado cobijo a jornadas históricas como la huelga de las trabajadoras textiles en Chicago y Nueva York en 1857 y en 1908 por sus pésimas condiciones laborales. Esta última se produjo con motivo de la muerte de 146 personas (la mayoría mujeres) por un incendio en una fábrica neoyorquina, justo un día 8. Fue también marzo cuando se celebró la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Stuttgart (Alemania). Y, un día 19, en 1911, cuando se conmemoró por primera vez el Día Internacional de la Mujer en muchos países europeos.

 

Durante las siguientes décadas y con los paulatinos avances en los derechos de las mujeres, se fueron sumando otros países en las reivindicaciones en torno al mes de marzo. Hasta que en 1975 la ONU reconoció de manera oficial el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. O, más acertadamente, como ya hemos mencionado, de las Mujeres… 

 

          En los últimos tiempos, el 8 de marzo se ha convertido en todo un evento internacional. Las huelgas de 2017, 2018 y 2019 sirvieron para visibilizar que “Si nosotras paramos, se para el mundo” y se produjeron movilizaciones masivas que se repitieron en 2020. Jornadas que contribuyeron a poner en valor la fuerza de los feminismos como movimiento social y su capacidad colectiva para transformar las injusticias que atraviesan nuestras sociedades. ¿Cómo?

 

Aradia y compañía preparando los carteles para el 8M

La promoción de un sistema de cuidados público, universal y gratuito; la garantía de vidas libres de violencias, o el fomento de las condiciones materiales y simbólicas para asegurar existencias dignas son algunas de las demandas centrales de los feminismos. Un espacio desde el que dar respuestas al entramado capitalista, heteropatriarcal y racista (por citar algunos de los sistemas de dominación que nos atraviesan) que ahoga y precariza nuestras existencias.

Así que el 8 de Marzo es día de reivindicaciones, por supuesto, pero también la entendemos como una jornada festiva. Un momento para revalorizar los aprendizajes y logros conseguidos, para celebrarlos con quienes nos acompañan en la marcha (y en la vida). Y también es una oportunidad para alumbrar tensiones y seguir trabajando en ellas, de forma dialógica y respetuosa. Porque los espacios feministas tienen que ser inclusivos y seguros, porque el secreto de este movimiento es su capacidad para enriquecerse y reimaginarse, convirtiéndose en un lugar de encuentro para todas, todes y todos.

De forma que preparémonos para otro 8 de marzo, esta vez con mascarillas, distancias y, probablemente, menos masivo en las calles. Pero no por ello con menos fuerza. Porque la revolución será feminista o no será.

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