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Plantar árboles, sembrar ideas

Recientemente, el akelarre ha descubierto el libro Plantar árboles, sembrar ideas, donde se recoge el discurso que Wangari Maathai dio en 2004 cuando recibió el Premio Nobel de la Paz. Fue la primera mujer africana en recibirlo, solo 103 años desde sus inicios. Doctora en Biología Veterinaria y activista ambientalista, es un referente del vínculo que existe entre democracia, ecología, paz e igualdad. Por ello, nos gustaría compartir una de sus frases: “Hoy afrontamos un reto que nos pide una transformación en nuestra manera de pensar, a fin de que la humanidad deje de amenazar el sistema que sostiene la vida”.

“Hoy afrontamos un reto que nos pide una transformación en nuestra manera de pensar, a fin de que la humanidad deje de amenazar el sistema que sostiene la vida”. Wangari Maathai: “Plantar árboles, sembrar ideas”

 

Editado por Akiara, esta obra pertenece a la Colección Akiparla: La Fuerza de la Palabra, en la que se recopilan discursos inspiradores en edición bilingüe (castellano e inglés) de manera ilustrada. En este caso, las ilustraciones están firmadas por Vanina Starkoff. Además, el libro se divide en dos partes: una en la que recoge las palabras de la protagonista y una segunda en la que Laia de Ahumada explica las claves del texto en relación a la biografía de la keniata. 

 

     Os animamos a acercaros a esta obra que nos ayuda a conocer la figura de Wangari Maathai (1940-2011). Entre otras muchas partes de su biografía, destaca su papel como impulsora del Movimiento Cinturón Verde, a partir de 1977, que ha plantado en Kenia más de 50 millones de árboles con el fin de mejorar el medio ambiente y las vidas de las personas. Frente al imperialismo y al patriarcado, este movimiento visibiliza el papel de las mujeres en las luchas por la supervivencia, pues fueron ellas las primeras en tomar conciencia de cómo la tala masiva de árboles y la pérdida de biodiversidad afectaba a la calidad de vida de sus comunidades.

 

     Tantos años después, todavía nos estamos dando cuenta de que no hay planeta B. Así que, como nos recuerda en su discurso, estamos llamadas a sanar las heridas de la Tierra y, con ellas, a sanar las nuestras. Son muchas las heridas que están abiertas, pero gracias por ser un referente para inspirarnos.

 

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