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Empoderamiento en las costas gallegas

Hablemos de resistencias y de cambio social.

El pasado lunes dedicamos la entrada del blog a la denuncia de la división sexual del trabajo y de cómo nos ubica en una posición de subsidiariedad integral. Y esto no se ha alterado en estos pocos días: las discriminaciones persisten. No obstante, en ocasiones es sano centrar la mirada en las transformaciones que se producen en nuestros entornos, en la capacidad de creatividad social y en la lucha de las mujeres que nos rodean y nos regalan sus aprendizajes. Luchas que por cercanas no dejan de ser invisibles ‑o al menos poco conocidas‑, aunque cada vez sus voces resuenan con más fuerza. Y es aquí cuando aparece el proclamado empoderamiento.

Desde este espacio, no queremos contribuir a la extensión del término desde una concepción neoliberal e individualista. Por el contario, partimos de su utilización como herramienta de transformación compartiendo en un marco de justicia social y desde las bases de la comunidad como nos recomendaría Patricia Hill Collins. Un instrumento que actúa en lo personal, las relaciones con el entorno y lo colectivo, subvirtiendo las desigualdades. Como explica Magdalena León: "un desafío a las relaciones de poder existentes [...] Un desafío a la ideología patriarcal con miras a transformar las estructuras que refuerzan la discriminación de género y la desigualdad social". Y esto es, justamente, lo que ocurrió en el mundo pesquero. Así, con motivo de contribuir a la visibilización de estos procesos, el Centro de Documentación Feminista de Vigo me cedió un lugar para impartir un faladoiro ‑que bonita palabra‑ sobre estas experiencias.

 

Fotografías tomadas durante la celebración de la charla "Os procesos de empoderamento das traballadoras do mar", celebrado en el Centro de Documentación Feminista de Vigo

Fueron las mariscadoras a pie las primeras que dieron el paso en regularizar su oficio, transformando su posición económica y social con una mayor estabilidad económica y un mayor reconocimiento de derechos ‑todavía insuficiente, por ejemplo, en lo que respecta a la edad de jubilación‑. El incremento de sus ingresos tuvo una incidencia colectiva en las propias Cofradías de Pescadores, organizaciones que regulan el sector: al aumentar sus aportaciones en estas organizaciones como subsector extractivo, lo hace su capacidad de influencia política en la misma. En la actualidad, ocupan un 25% de los cargos directivos y sus asociaciones tienen cada vez más influencia. 

Con ello, estas mujeres se han convertido en actrices del ámbito público, participando en los cambios institucionales y normativos del sector, tanto de forma cooperativa como desde repertorios menos convencionales. Paralelamente, son más reconocidas a nivel social y cultural, aumentando su visibilidad y superando la sanción simbólica que se ejercía contra ellas. Paralelamente, esto también incide en el ámbito personal: la participación y la formación contribuyen a una mejora de habilidades en forma de capital político y social y, con ello de autoestima, que se ve reforzada con el apoyo del resto de implicadas.

Resumiendo, el empoderamiento que se produce en los arenales gallegos se sustenta en la adquisición de confianza en las aptitudes propias y de la (auto)percepción de autoridad y prestigio. También se muestra en el respeto a los tiempos e intereses propios y a la presión hacia los compañeros de que tenían que aceptar la presencia femenina en un espacio que hasta ahora había sido masculino. Y digo masculino porque, aunque se toleraba e incluso respetaba a algunas mujeres, las formas de intervenir, de hacer y gestionar eran ‑y son, mayormente‑ masculinas. Aún así, sus voces han ganado fuerza a través de la organización, de liderazgos fuertes ‑y relacionales‑ y de las redes establecidas en el ejercicio de su trabajo y que derivan en incipientes vínculos de sororidad. Una sororidad que también se desarrolla entre las rederas gallegas ‑y que se va expandiendo entre todas las trabajadoras del mar a pesar de las distancias y las diferencias sectoriales‑.

 

 

Ruta Guimatur sobre el marisqueo a pie. La segunda imagen se corresponde con la limpieza de un arenal.

Las rederas, herederas del proceso de las mariscadoras, consiguen darle la vuelta a una situación todavía más difícil al ser ajenas a la actividad extractiva. Uno de los logros fundamentales ha sido la consecución del Certificado de Profesionalidad, con el que consiguen el reconocimiento institucional. Aunque sus condiciones económicas no son fáciles, han impulsado proyectos de diversificación ‑entendiendo este término desde un punto de vista comunitario y sostenible‑ para complementar sus ingresos. Las mujeres que se encargan de elaborar y reparar las redes de los barcos se han organizado, creado asociaciones locales y fundado una federación que refuerza sus voces que interactúa con la Administración y otros agentes.

Esta participación política y social se traduce en un cambio personal, siendo un importante fuente de autoestima y habilidades sociales, robustecida por la formación. A modo de conclusión, las rederas se han empoderado individualmente, con un creciente respeto hacia los espacios y tiempos propios, incrementando su poder y autonomía en lo familiar. También lo han hecho desde un punto de vista relacional, ya que han establecido nexos entre las distintas latitudes dentro y fuera de Galicia, así como reforzado su posición respecto a la sociedad civil y las instituciones. Pero lo fundamental es que se puede identificar un empoderamiento colectivo que se traduce en una identidad grupal no solo centrado en lo laboral, sino también en la reivindicación de justicia social para las mujeres. 

En definitiva, las trabajadoras del mar de puertos han dado importantes pasos para subvertir las relaciones de poder en las sociedades pesqueras gallegas ‑otro día miraremos hacia Euskadi, pero para quien quiera ir adelantando puede consultar la investigación completa aquí: ‑. Unos cambios que se sustentan en la adquisición de confianza en las capacidades propias, en la revalorización de sus oficios y de saberes como mujeres y en la creación de una creciente red de sororidad que permite establecer alianzas y apoyos entre ellas, con su consecuente influencia colectiva. Aún así, no se deben dejar de invertir esfuerzos por fomentar la igualdad ya que las transformaciones derivadas de compartir el poder todavía no han sido interiorizadas por algunos hombres.

 

 

 

Rederas de palangre (Malpica) y del cerco (Cangas do Morrazo).

Es en ellas en las que ha recaído todo el esfuerzo del cambio y lo han cargado a sus espaldas no sin muchos enfrentamientos, sufrimientos y frustraciones. Recomiendo a este respecto el documental "El cielo es nuestro techo" de Carlos Cazurro y Javier Falcó que como  es un homenaje a la lucha de las mujeres mariscadoras de Cedeira por tener un trabajo digno y conseguir la igualdad de condiciones frente a unos compañeros varones que les negaban el derecho de ser socias de las cofradías: https://www.cazurro.com/2017/06/17/el-cielo-es-nuestro-techo-historia-de-las-mariscadoras-de-cedeira/).

Hoy en día parecen batallas olvidadas, pero no es así. Lo que está ocurriendo en la Cofradía de Baiona en estos momentos (entre otras noticias: http://www.farodevigo.es/comarcas/2017/09/29/posturas-irreconciliables/1758269.html) y su moción de censura a la patrona mayor, Susana González es uno de los tantos resquicios patriarcales que perviven. Porque no nos confundamos. No es más que una reacción machista a los cambios ‑horizontalidad, pérdida de privilegios, transparencia...‑ y otras formas de hacer distintas a las que llevaban haciendo (mal) durante años. Señores que todavía se sientes amenazados por la presencia femenina y que entienden que compartir la toma de decisiones es dejar de dominar... Un claro ejemplo de ese poder opresor que se ejerce sobre otras y alteros pero frente al que vamos tejiendo resistencias. Como nos recuerda Marcela Lagarde: "La enredadera feminista se hace de muchos nudos y de muchos lazos que se tienden imperceptiblemente para los ojos controladores del orden patriarcal". Un orden patriarcal cada vez más débil por la oposición feminista, también en el mar.

 

 

 

 

 

 

* Marcela Lagarde (2014), en https://lalentevioleta.wordpress.com/2014/05/21/marcela-lagarde-retos-del-feminismo-hoy/, donde se puede encontrar el vídeo completo de la conferencia "Retos del feminismo hoy".
** León, Magdalena (2001): "El empoderamiento de las mujeres: encuentro del primer y tercer mundos en los estudios de género". La ventana, nº 13, pp. 94-106.
*** Martínez García, Patricia (2017): Empoderamiento femenino en contextos de gobernanza. Las experiencias de las trabajadoras de la pesca en Galicia y Euskadi. Leioa: Universidad del País Vasco [Tesis doctoral]. Disponible en: https://www.aradiacooperativa.org/investigaci%C3%B3n/publicaciones/